jueves, 28 de abril de 2016


Es extraño, a veces la memoria trata
de romper los pequeños homenajes
como si fuera la flor de un malvón.

Mirá esto:
los pétalos rojos no se sostienen a nada.

Mirá:
el tallo no sabe a qué agarrarse.

Y esto:
sobre la mano
no parece una flor sino una herida.

Sin embargo,
aún ves la flor del malvón
y algo de tu cuerpo recuerda el jardín,
agradece el color y cae de rodillas.

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