No es que mi abuela fuese sabia
como un gato que guarda alguna vida
por si se cae trepando la ventana.
Tenía los dedos duros y doblados
Y los ojos marrones como nueces
Pero eso no hacía que supiese.
Mi abuela había aprendido de la tierra
Los laberintos que hacen las hormigas
Para guardar a salvo su alimento
Mi abuela hizo lo mismo con mi abuelo
Guardó algo de su amor
No lo dio todo
Y así sobrevivió sin sobresaltos.
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