Quiera Dios que no me lo permita
que pueda la razón más que mi alma
que en medio de esta guerra tenga calma
y el día que me rinda, no lo admita.
Si es cierto que hay ángel de la guarda
-como decía mi madre al acunarme-
que me proteja ahora al levantarme
y al entregarme al sueño, que no arda.
Por el bien de los dos, que no me atreva
que me enamore alguna historia nueva
y que te olvide como antes de verte.
Por una vez que sólo sea recuerdo
por mi cordura y porque sigas cuerdo
reza por mí, que yo empecé a quererte.
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