martes, 19 de noviembre de 2024

Apuntes sobre escritura

 34.


 

Entre la sensación y la palabra hay una distancia insalvable. Tratamos de dar nombre a esa sensación y es en ese acercarnos sin tocar, que el lenguaje nos gana. Nos ganará siempre. Nunca tendremos esa palabra que nos falta. La seguiremos buscando en cada poema, una y otra vez. La buscaremos igual que los mineros cavan en la piedra para buscar la mejor veta. La buscaremos con la linterna sobre nuestra frente, con los pies entumecidos por el frío, la buscaremos durante días. La buscaremos sabiendo que no la encontraremos nunca, y la buscaremos igual.  A cambio de esa pulsión vital de búsqueda entre la sensación y la palabra, si hemos trabajado bien el texto y tenemos, claro está, un poco de suerte, alguien sonreirá de ojos al leernos, cómplice en la alegría de algo que ha callado, otro recordará de memoria algún verso, y lo dirá como si fuese una verdad sin desperdicios, y alguien más, tal vez, después de leer el poema que escribiste, sentirá que lo has dicho por él, que de verdad vos sí supiste decir eso que él no pudo y se sentirá menos solo en el mundo. Hete aquí tu recompensa.

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