viernes, 21 de agosto de 2015

¿Y ahora qué hacemos con el nudo en la garganta, Mastropiero?





Crecí escuchándolo, viéndolo en el teatro, aprendí con él, me enseñó que ser puede ser serio hasta descostillarse de risa.  A quien nos hace reír no lo mata la muerte. ¡Gracias, gracias, gracias, Daniel Rabinovich!



No hay comentarios:

Publicar un comentario