viernes, 12 de octubre de 2012

Me despierto ahogada en un nombre.
Me estiro.
Mi mano cruje.
Manoteo el vaso que está
sobre la mesa de luz.
Lo agarro.
Trago agua.
Bajo mi pie derecho de la cama.
Con la punta de los dedos tanteo el piso.
Bajo el pie izquierdo.
Soy valiente hasta para pararme.
Ahí me doy cuenta:
estoy sola.

Estoy sola.

Entonces vuelvo
a llorar
las mismas lágrimas de anoche.