domingo, 25 de noviembre de 2018


Anoche fui sola a La herrería, teatro independiente y a la gorra, en San Miguel, a ver a Luis Machin, en Mar de noche. Un unipersonal sobre la destrucción de un hombre que no asume la imposibilidad de un amor. Quien dice un amor, dice lo inesperado, lo que queda fuera de control. Sigo pensando en eso, casi como el personaje que no puede parar de pensar en dónde está la crema para la mancha que tiene en el cuello, producto de la angustia que le provoca no saber resolver ese amor, porque todo tiende a hacerse cuerpo, dice que le dijo la dermatóloga. A veces no sé a quién dar las gracias de lo que aparece en mi camino.






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