sábado, 11 de julio de 2015

Y nosotros
que juntábamos la lluvia con las manos
invocando al dios de los ausentes
para que nos sea dada  la alegría
de no perdernos nunca.

Digo nosotros y es como si mintiera.
Digo nosotros y alguien no ha venido.

Un día comprendí la soledad
de no tener que alimentar a nadie.

Un día las manos me sobraron
y lloré frente a la luz de las ventanas.

Un día supe
que lo que me diste,
lo que cuidé y me diste,
eran flores para no regar.


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