domingo, 14 de junio de 2015

alguien encontrará las flores




No sabíamos que era posible
que el silencio se volviera costa.

Es de noche, estamos solos y el miedo
nos devuelve extraños.

Nuestros huesos piensan: ¿habrá alguien
en esta costa interminable?

Nadie responde porque el silencio
se construye así: apretando las flores
desde sus cálices.

Tarde o temprano amanecerá,
con o sin miedo,
y alguien encontrará sobre la arena
las flores que matamos para no decir.



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