miércoles, 13 de agosto de 2014



Yo tenía ocho años. Recuerdo que hice algo adentro del lenguaje. Recuerdo palpitar como un pájaro en brazos. Algo escribí y me vino un frío que alegraba como a una casa triste las ventanas abiertas. Seguramente no era lo que se dice un poema. Pero ahí respiraba. Desde entonces repito el ritual y la herida.



2 comentarios:


  1. Venir a leerte es ponerme a soñar y a temblar de poesía.
    Gracias, Valeria, gracias.
    Un abrazo desde España, :)

    m.

    ResponderEliminar
  2. Gracias a vos por tu lectura y por la calidez de tu comentario, abrazo desde Argentina.

    ResponderEliminar